viernes, 16 de mayo de 2014

ALEJANDRO FLORES

ALEJANDRO FLORES
1896 - 1962
(chileno)


¡SEÑOR!

Hace ya mucho tiempo que, al dolor de la carga,
se ha curvado mi espalda y astillado mi hombro,
y, a pesar que mi senda día a día se alarga,
ni suplico tu gracia, ni siquiera te nombro...

Yo jamás te pedí me tendieras la mano
para hundirme en la tierra o treparme a la cumbre;
yo jamás:imploré tu poder sobrehumano:
me bastaba el sencillo poder de mi lumbre.

Fui rebelde, Señor. pero tú te vengaste,
y fue cruel tu venganza y el dolor que me diste:
me llevaste a la amada que tú mismo formaste
como el agua de clara, como todo de triste...

Fue una noche de enero, tibia, azul, luminosa;
su alba carne de ensueño palpitó estremecida
al sentir en su vientre la tortura gloriosa
de otra vida pequeña que llegaba a la vida...

Con la fe más intensa, con la unción más profunda
te dijeron sus labios la plegaria de amor:
"Fortalece, Señor, mis entrañas fecundas
y hazle blando el camino a este nuevo dolor"...

Nunca, nunca, Señor, otros labios hubiste
que tu gracia implorara con más honda emoción.
¡Nadie, nunca, ha rogado como ella, la triste,
por el fruto bendito de su amor, todo amor!

¡Pero tú no escuchaste!... Su plegaria bendita,
hecha lágrima y sangre y empapada en piedad,
se perdió sollozando en la noche infinita...
¡y sus ojos cerraste para siempre jamás!

¡Es por eso que ahora que mi labio te nombra,
porque siento que grita su recuerdo en la sombra,
la palabra que sale dolorosa y amarga.
y la pena se ahonda y el camino se alarga!...

¡Es por eso que vago por senderos sin luces,
encorvado a la tierra donde duerme mi amor,
y en la paz de las noches yo me tiendo de bruces
y me abrazo a la tierra como a su corazón!...

domingo, 4 de mayo de 2014

JULIO VICUÑA CIFUENTES

JULIO VICUÑA CIFUENTES
1865 - 1936
(chileno)


AUN ES TIEMPO QUE VENGA

Aun es tiempo que venga la que he aguardado tanto.
Huyó la primavera, pasó el invierno ardiente.
descoloró el otoño las hojas del acanto,
y el cierzo no me trajo noticias de la ausente.

Enfermo de la vida, con su piadoso manto
me ha de abrigar, si viene, como a un convaleciente,
disipará las sombras del torvo desencanto.
tendrá mimos de hermana para enjugar mi frente.

Con su dulzura ingenua, el soñado amor mío,
confortador del alma, quien mi endeblez sostenga
será, en la inquietudes del más allá sombrío.

¡Para vida tan corta, la espera ya es muy luenga!
¡La que evoqué en mis horas de soledad y hastío,
aún es tiempo que venga aún es tiempo que venga!


FRANCISCO VILLAESPESA

FRANCISCO VILLAESPESA
1877 - 1936
(español)

LA HERMANA

En tierra lejana
tengo yo una hermana.
Siempre en primavera
mi llegada espera
tras de una ventana.
Y ala golondrina
que ens rejas trina
dice con sulzura:
-Por aquella espina
que arrancaste a cristo,
dime si le has visto
cruzar la llanura!
El ave su queja
lanza temerosa
y, en la tarde rosa,
bajo el sol se aleja.
Desde su ventana,
mi pálida hermana
pregunta al viajero
que camina triste:
-¡Por tu amor primero,
dime si le viste
po ese sendero
Pero el pasajero
su calvario sube
y se aleja lento,
dejando una nube
de polvo en el viento.
Desde su ventana,
a la luna grita
mi pálida hermana:
-Por la faz bendita
del Crucificado,
dime en qué sendero
tu rayo postrero
su paso ha alumbrado.
La luna, la vaga
llanura declina
y en el mar se apaga.
Acaso yo errante
pase, vacilante,
bajo tu ventana,
y sin conocerme,
mi pálida hermana,
preguntes al verme
venir tan lejano:
-Dime, peregrino,
¿has visto a mi hermano
por ese camino?

viernes, 2 de mayo de 2014

LUIS RODRIGUEZ VELASCO

LUIS RODRIGUEZ VELASCO
!838 - 1919
(chileno)

I
¡Cuàntos años han pasado!
pero nada se ha cambiado,
más triste no más está.
Los años que transcurrieron
¡ay, todo lo envejecieron,
recuerdos no más hay ya!

II
Fuese el tiempo de ventura,
su huella dejó amargura,
su sombra dejó dolor.
¡Quién lo hubiera imaginado
cuando este lugar sagrado
era un santuario de amor!

III
Es un panteón de memorias,
recuerdos de otras historias
de santa felicidad,
de perdidas alegrías
de otros venturosos días,
de paz y tranquilidad.

 IV
¡Ah! todo en mi mente vive,
en mi presencia revive
el tiempo que ya pasó.
Hasta parece que el viento
vuelve a tomar el aliento
con que mi cuna meció.

V
El aire que leve pasa
el silencio de la casa,
todo me habla al corazón.
Y es por eso es que palpita
y es por eso que se agita
con extraña conmoción.

VI

Todo está del mismo modo,
pero parece que a todo
cubre un velo funeral.
A veces creo que suena
la voz de ternura llena
de mi madre angelical.

VII

Allì el jardín mustio y triste,
también a él lo reviste
un ropaje de dolor.
Aun me parece que ufanas
corren por él mis hermanas
llenas de vida y de amor.

VII
El cuarto en que yo dormía,
el sitio donde solía
con mis hermanos jugar.
Este otro que respetaba,
lugar donde acostumbraba,
arrodillarme a rezar.

IX
El patio en que retozábamos,
de la luna que admirábamos
al apacible fulgor.
Los pilares renegridos
llenos de nombres queridos
que son memorias de amor.

X
Padres, hermanos queridos,
en estos sitios perdidos
hoy os quisiera encontrar.
Los que no estaban en el cielo
venid, en mi desconsuelo
acompañadme a llorar.

XI
¡Todo calla y muere en torno,
no hay otro eco en el contorno
más que el eco que hay en mí!
¡Ay! las plantas y las flores
son los solos moradores
que viven fieles aquí!




CESAR VALLEJO

CESAR VALLEJO
1892 - 1938
(peruano)


Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, 
como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; 
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, 
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé



Y SI DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS...

¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!

¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!

Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!