lunes, 28 de enero de 2013

CHARLES BAUDELAIRE

CHARLES BAUDELAIRE
1821 -
(francés)

LA VIDA ANTERIOR


Yo habité largo tiempo bajo pórticos altos,
que los soles marinos hacían luminosos,
con enormes pilares rectos, majestuosos,
que, a la tarde, fingían cavernas de basaltos.

Las olas, suspendiendo visiones en sus crestas,
mezclaban, por manera solemne y religiosa,
los potentes acordes de su música ansiosa,
a las festividades de color de las puestas...

Y yo vivía allí, en perezosas calmas,
en medio del azul y sus esplendores
y de esclavos desnudos, impregnados de olores,

que me refrigeraban la cabeza con palmas.
-Y su única misión era hallar la raíz
del íntimo dolor que me hacía infeliz.

BOHEMIOS EN MARCHA

La profética tribu de pupilas ardientes
ayer se puso en marcha, colgándose el enjambre
de sus hijos al cuello, o aplacando su hambre
con el líquido tibio de las mamas pendientes.

Los hombres van al paso, las armas relucientes,
al lado de los carros enormes y alongados,
clavando en el vacío sus ojos dilatados
por el regusto amargo de quimeras ausentes.

El grillo, arrebujado en la arena, prosaico
entona, al pasar ellos, su balbuceo arcaico;
pero Cibeles, tierna, aumenta sus ternuras

y ordena que las fuentes el Desierto le labren
delante de estos hombres, a cuyos ojos se abren,
imperio familiar, las tinieblas futuras.

EL HOMBRE Y EL MAR

Ahora y siempre, hombre libre, adorarás el mar:
él es tu espejo: miras la imagen de ti mismo
en el desenvolverse del agua sin cesar:
como su abismo amargo es amargo tu abismo.

Gozas, hundiendo el cuerpo en el vivo oleaje;
lo acarician tus ojos y tus brazos; tu oído
se distrae muchas veces de tu propio gemido,
al rumor de su canto indomable y salvaje.

Ambos sois tenebrosos, a la vez, y discretos:
¡Hombre, nadie vio el fondo real de tus riquezas!
-Con tan avaro celo guardáis vuestros secretos.

Y he aquí que lleváis ambos siglos innumerables
de un combate que esquiva las treguas de la suerte:
¡tanto adoráis la sangre, tanto adoráis la muerte,
oh, eternos luchadores, hermanos implacables!


sábado, 26 de enero de 2013

PORFIRIO BARBA JACOB


  • PORFIRIO BARBA JACOB
    1883-1942
    (colombiano)

    RETRATO DE UN JOVEN

    Pintad un hombre joven... con palabras leales
    y puras; con palabras de ensueño y de emoción:
    que haya en la estrofa el ritmo de los golpes cordiales
    y en la rima el encanto móvil de la ilusión.
    Destacad su figura, neta, contra el azul
    del cielo, en la mañana florida, sonreída:
    que el sol la bañe al sesgo y la deje bruñida,
    que destelle en los ojos una luz encendida,
    que haga temblar las carnes un ansia contenida
    y que el torso, y la frente, y los brazos nervudos,
    y el cándido mirar, y la ciega esperanza,
    compendien el radiante misterio de la vida...



  • CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA

    Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
    como las leves briznas al viento y al azar...
    Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría...
    La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar...
    Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
    como en Abril el campo, que tiembla de pasión;
    bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
    el alma está brotando florestas de ilusión.
    Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
    como la entraña obscura de obscuro pedernal;
    la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
    en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
    Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
    -¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!-
    que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
    ¡y hasta las propias penas! nos hacen sonreír...
    Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
    que nos depara en vano su carne la mujer;
    tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
    la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
    Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
    como en las noches lúgubres el llanto del pinar:
    el alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
    y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
    Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
    en que levamos anclas para jamás volver;
    un día en que discurren vientos ineluctables...
    ¡Un día en que ya nadie nos puede retener!



  • LAMENTACIÓN DE OCTUBRE

    Yo no sabía que el azul mañana
    es vago espectro del brumoso ayer;
    que agitado por soplos de centurias
    el corazón anhela arder, arder.
    Siento su influjo, y su latencia, y cuando
    quiere sus luminarias encender.
    Pero la vida está llamando,
    y ya no es hora de aprender.
    Yo no sabía que tu sol, ternura,
    da al cielo de los niños rosicler,
    y que, bajo el laurel, el héroe rudo
    algo de niño tiene que tener.
    ¡Oh, quién pudiera de niñez temblando,
    a un alba de inocencia renacer!
    Pero la vida está pasando,
    y ya no es hora de aprender.
    Yo no sabía que la paz profunda
    del afecto, los lirios del placer,
    la magnolia de luz de la energía,
    lleva en su blando seno la mujer.
    Mi sien rendida en ese seno blando,
    un hombre de verdad pudiera ser...
    ¡Pero la vida está acabando,
    y ya no es hora de aprender!

PATRICIA TÉLLEZ




PATRICIA TÉLLEZ M.

PATRICIA TÉLLEZ M.
(1958)

La lluvia es multitodo:  trae cristales de otras esferas, mensajes, a veces aterran, en otras alegran;
en otras, es una dulce doncella en lomos del viento, danzarina o bruja vestida de truenos y relámpagos...
La lluvia es un abanico de recuerdos para las poetas, entre ellas, Patricia Téllez M. que en una excelente poesía
nos muestra sus virtudes como autora.
Tienes entrada liberada al gran bosque, Patricia.
 


 ELEGÍA DE UNA NOCHE DE VERANO



La lluvia cae en mí
como va cayendo en las calles
sobre las veredas húmedas de hastio…
 Llevándose en el barro las escorias del mundo…
y sobre mi cuerpo que yace tendido
veo pasar lentamente
ese carnaval que la vida me ofrece
mientras la fría lluvia va penetrando y penetrando…
 Ese carnaval de penas y risas
esas pantomimas por saber lo que somos
esa saliva amarga que se me ahoga como un nudo.

En fin…
/ Estoy triste,
elegí mala noche para escribir mis compañeros,
o quizás elegí, la mejor noche para retratarme bajo la lluvia /
 Lluvia que estremece mi cuerpo, lo agita, lo desnuda
Que ya en el ocaso del día,  comienza a caer tan fuerte
Previo arco iris de la muerte.
 Que se lleva con sus lágrimas de cristales
que afloran por los rabos de nubes oscuras…
Toda la era mía…

La era del hombre ha caído sobre mi cuerpo
y un otoño profundo invade mis huesos…
Un frió se anuncia en mi esencia
como telón de fondo a los inviernos vividos…
 Acaso… Acaso  tuve años sin primaveras
y como no hay lluvias en los veranos
la lluvia fue eterna en el alma mía.
 Por qué cada vez que llueve
Me pongo tan triste…
/ Pienso /
por qué no recordar la lluvia sobre los campos dormidos
refrescando el beso con el que los vientos sacuden  las flores…
bailando  un vals con los árboles, los yuyos silvestres
y ver como  el campo reía y celebraba el baño profundo de la lluvia.
 Por qué cada vez que llueve me pongo triste…
Es que el otoño cae en mí, tomando a veces la forma del invierno.
Veo mis ojos de niña tratando de retener el tiempo.
Veo a mis manos alzarse siguiendo el curso de los vientos…
Veo morir mi paloma herida entre mis brazos
Me veo morir por dentro…
 Siempre hay lluvias que imitan al rocío
para que mi pregona mañanera sea dulce y no esquiva.
Hay lluvias que aparentan calores
y mojan mi rostro para despertarme el mañana…

Porque en una lluvia como esta yo amé.
Porque una noche como esta, tormentosa al caer la tarde
vi, sus pasos alejarse para nunca  volver…
 Y la lluvia lloró tanto mi pena
alfombrando mis pasos con su  tristeza
por ese amor que nunca fue…
 Por eso imaginariamente tiendo mi cuerpo bajo la lluvia
y compito con los cristales de mi ventana
para no verla caer…
No quiero ver
el barro acumulado en la vereda proveniente del cuerpo mío
bañado entre recuerdos, entre mi vida y mi existencia

La noche me asola fantasmas
que golpean a mi puerta.
Más con la lluvia se calman…
 Las saetas se los llevan…
 Mi poema se despierta en estas noches
Como ese acto sicótico pero de piedad
Para que mis espectros internos salgan y se vayan con la lluvia…
Entonces…
 Pongo mi tristeza en el cincel de la palabra
como queriendo esculpir un último verso,
pero la noche va cayendo en mí
poniendo ese murallón entre mi pena y la alegría
entre mis desvaríos de poeta… Enloquecida…

Por qué la lluvia me pone tan triste, por qué…
Cómo comenzar una romanza.
Cómo comenzar a quererte en cada línea.
Cómo amarte con pasión en las palabras…

¡Cómo!…

Los cristales de mi ventana me inducen a salir de mi pena
me inducen a mirar un cielo rojo,
abrigado entre nubes negras.
Y yo trato de divisar las  estrellas,
y  me imagino al sol naciendo en una esquina,
mientras la lluvia cae sobre mi rostro,
y se lleva de la mano, la que hay en mis ojos,
y besa mis mejillas y abraza mi cuerpo,
y me dice que es tan  solo una lluvia  más del invierno…

Y que al verme tan triste…
 Solo quiso asolarse en mi alma.

viernes, 25 de enero de 2013

JULIO FLOREZ ROA

JULIO FLOREZ ROA
1867 - 1923
(colombiano)



  • dime: cuando en la noche te despiertas
    y hundes el codo en la almohada y lloras...
    y abres entre las sombras las inciertas
    pupilas como el sol abrasadoras;
    ¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
    Piensas en nuestro amor despedazado
    ya, como el junco al ímpetu bravío
    del torrente que salta desbordado?
    ¿Piensas tal vez en las azules tardes
    en que a la luz de tu mirada ardiente,
    mis ojos indecisos y cobardes
    posáronse en el mármol de tu frente?
    ¿O piensas en la hojosa enredadera
    bajo la cual un tiempo te veía
    peinar tu ensortijada cabellera,
    al abrirse los párpados del día?
    ¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
    que en esas horas de aparente calma,
    percibes mucha sombra en tu camino,
    ¡sientes muchas tristezas en el alma!
    Mas... otro amante extinguirá tu frío,
    yo sé que tu pesar no será eterno;
    mañana vivirás en pleno estío...
    y yo, con mi dolor... ¡en pleno invier



  • A MIS CRÍTICOS

    Si supiérais con qué piedad os miro
    y cómo os compadezco en esta hora.
    En medio de la paz de mi retiro
    mi lira es más fecunda y más sonora.

    Si con ello un pesar mayor os causo
    y el dedo pongo en vuestra llaga viva,
    sabed que nunca me importó el aplauso
    ni nunca me ha importado la diatriba.

    ¿A qué dar tanto pábulo a la pena
    que os produce una lírica victoria?
    Ya la posteridad, grave y serena,
    al separar el oro de la escoria
    dirá cuando termine la faena,
    quien mereció el olvido y quien la gloria



  • TODO NOS LLEGA TARDE

    Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte!
    Nunca se satisface ni alcanza
    la dulce posesión de una esperanza
    cuando el deseo acósanos más fuerte.
    Todo puede llegar: pero se advierte
    que todo llega tarde: la bonanza,
    después de la tragedia: la alabanza
    cuando ya está la inspiración inerte.
    La justicia nos muestra su balanza
    cuando sus siglos en la Historia vierte
    el Tiempo mudo que en el orbe avanza;
    Y la gloria, esa ninfa de la suerte,
    solo en las sepulturas danza.
    Todo nos llega tarde... ¡hasta la muerte!


miércoles, 23 de enero de 2013

IRIS DEL CARMEN FERNÁNDEZ ANGEL

IRIS DEL CARMEN FERNÁNDEZ ANGEL
1947
(chilena)



MI ALMA PEREGRINA

Mi alma es una garza peregrina
que dibuja en el cielo
un río que fluye dulcedumbre
para calmar las penas.
Vuela y revolotea, picotea las aguas
y caen goterones grises
en la mañana triste de abril.
Un rayo de sol apenas
y el arco iris ilumina de colores
las lagrimas del cielo.
Oh, prodigio volandero
ya no eres una garza
eres un alegre zorzal
cantando entre las peñas.



Tras el vuelo de la garza

Calor
desolación
silencio yermo.
Los cactus resquebrajados
izan sus espadines entre el mustio quintral,
Mastico la roja urdimbre que parasita entre sus brazos,
tratando de atrapar la gota amarga y áspera
que mitigue la sequedad del mundo.
Es enero,
la hilera de huesos caprinos gritan ríos secos.
Respiro desalentada este siglo apocalíptico
que avizoro egoísta, estéril, fatal.

Perdido en las desérticas serranías
un ojo azul borbotea leche transparente y fecunda.
Una garza peregrina baja y picotea.
Mi desolada mirada sigue presurosa
el cristalino fluir que se consume
en las tierras agrietadas del páramo.

La garza queda meditabunda
sobrecogida en su pata azul,
más de pronto alza el vuelo,
blandamente revolotea remontando las alturas,
y se pierde como feble línea en el cielo.

Traspasó los contrafuertes cordilleranos.
No una, sino miles de gráciles garzas
vienen a mi encuentro con sus albos gorjeos.
Mis pupilas reverdecen.
Amplias praderas, plantíos inconmensurables de dulce caña.
Reminiscencias de grilletes pueblan mi memoria.
Cientos de espaldas sudorosas reverberan
y una niebla espesa escapa desde la húmeda floresta.
Cae la lluvia
dulce,
vital y
doliente.

martes, 22 de enero de 2013

PILAR LOU MARTIN

PILAR LOU MARTIN
1962
(española)

ROSAS DE PLATA


Gimen las rosas de plata
suspiran sus pétalos tardíos.
La luz las adorna,
la música canta
sus bellos himnos.
Mientras un paisaje de color
las embadurna de esperanza
y bailan al son del infinito.
El límite es un horizonte
inadmisible.
Las palabras son ciegas
porque no ven más allá
de la nostalgia.
Aromas que el aire les regala
cargados de sutilezas
incorpóreas y lejanas.
Gimen las rosas de plata,
bailan constantemente
y se deshacen
en múltiples pétalos
que se esparcen
por todos los rincones
de un pensamiento ingobernable,
de un deseo impalpable.
El ansia no entiende
de medidas ni de trajes.
La soledad no conoce
momentos galantes.
Gimen las rosas de plata,
llorando
mares de inmensos
oleajes.

LA PRINCESA EN SU PALACIO DE CRISTAL

Entona una canción
y su voz tiene
mil matices diversos.
Corre más ligera
que el viento.
Baila con las olas
y se ríe del tiempo.
Ella es la princesa
en su palacio de cristal.
Allí los espejos la miran
y ella no los puede mirar.
Juega con las normas
y las cambia de aspecto.
Impone su orden y su lugar.
Sus ojos brillan
con la claridad del cielo.
Es forastera en nuestro
mundo.
Vive en este
pero sólo sigue
su propio rumbo.
Es amiga de la luna,
que conoce su secreto.
Vive en su palacio
de sueños sin dueños.
Ella es la princesa
en su palacio de cristal.
Los cristales son de colores
que la fascinan.
Visualiza las esferas y girando
entre estas alcanza
a veces la felicidad.
No tiene miedo
a la vida ni a la muerte.
Y siempre habita
en su presente.
Ella es la princesa que reina
en su palacio de cristal.
Allí, está a salvo de nuestro mundo
porque jamás lo entenderá.


lunes, 21 de enero de 2013

SYLVIA ELLSTON

SYLVIA ELLSTON
1976 -
(española)


 III PECADO CAPITAL (Avaricia)

  • XXVIII

    El buitre oscuro
    sale de su nido,
    busca carroña.
    Así te pudras.
    Así como eres.
    Así te verán.
    Nada mereces.
    Nada ganaste.
    Nada obtienes.
    Vuelve atrás,
    a tu oscuridad
    No salgas más.
    Así te pudras.
    Así como eres.
    Así te verán.
    Nada mereces.
    Nada ganaste.
    Nada obtienes.
    Codicia, avaricia,
    es tu alimento,
    así te atragantes,
    con larga agonía
    Así te pudras.
    Así como eres.
    Así te te verán.
    Nada mereces.
    Nada ganaste.
    Nada obtienes.
    Aquello que ansías,
    querrás obtener...
    Será tu condena.


  • RÉQUIEM POR UNA AFRENTA



    XXVII
    Desde mi infierno miro hacia arriba,
    Contemplando esa luz que por fin me ilumina.
    Brilla, pero no me ciega ni me intimida.
    ¿Será esta la luz que salvará mi vida?
    Mi ánima quedó muerta, la fulminaron.
    Malditos cobardes, viles y macabros.
    Lo que un día fui, solo quedan despojos.
    Jirones, miedo y horror, eso quedó.
    Los espectros del pasado me visitan,
    Cicatrices que nunca se borrarán.
    Como óleo usan uñas que en mi piel se clavan.
    Pintando en mi memoria aquel vil momento.
    Nada de mi ser anterior ya quedaba,
    Era un ánima en pena, olvidé reír.
    Y mi fuerza vital ya me abandonaba.
    No me importa, pues no sentía ya nada.
    Manto de grana, de mis manos brotaban.
    Lo extendí para darle la bienvenida,
    a esa Dama Oscura, que al fin me encontró.
    Llegó el momento, me dispuse a marchar.
    Huesuda mano que ante mí se extendía.
    Quise aceptarla pero me rechazó.
    Ella supo que este no era mi momento.
    Ignoró el ruego y en silencio partió.
    Desde el espejo, mi otro yo me miraba.
    Me preguntó por qué me dejé vencer.
    Si además de arrancarme mi voluntad.
    Les doy lo que no se pudieron llevar.
    No quiero ser un reo de mis temores.
    Con sumo cuidado comienzo a zurcir.
    Los pedazos raídos que de mí aún quedan.
    ¡Lo conseguiré, seré como antes fui!
    El tiempo que tarde no importa, no hay prisa.
    Ya lo he decidido, no desistiré.
    Volveré a sonreír, seré la que fui.
    Y esos recuerdos no me dañarán más.
    Desde mi infierno miro hacia arriba,
    Contemplando esa luz que por fin me ilumina.
    Brilla, pero no me ciega ni me intimida.
    ¿Será esta la luz que salvará mi vida?

MATTY CANALES

MATTY CANALES
1951 -
(chilena)


AMOR DISTINTO

Disfrazada de primavera
esperaba la dorada llegada del otoño,  
que la conquistó con sus hojas
dejándolas en sus manos.

Olía a Abril y ella a Septiembre
cómplice fue el viento
llevándole aromas de rosas y jazmines
Y el, que cargaba lluvias Y fríos
del cercano invierno
supo que había encontrado 
un jardín que moriría de sed y soledad.

Era un enigma que la apasionaba
su otoño era...
sol intenso quemante,
cambiante como el día y la noche...
oscureciendo al sol
con nubes
plomizas, cargadas de agua.

Y llovió sin cesar
interminables horas,
ella, pequeña y delicada 
abrió sus pétalos
para recibir el manantial de vida,
en caricias jamás recibidas antes.

Besos la llegada del invierno,
ni vieron cuando se asomaba el verano...
Era el final del camino, se acababa el tiempo
y sin mirarse por última vez...
retornaron a sus pueblos tan distantes
sabiendo que ya nunca...
volverían a encontrarse.

--de colores, de sol, lluvia y calor,
no sintieron --------------------------------------------
A MI MADRE, IRMA RÍOS

Irma, 
la de manitos pequeñas
fragancias de flores
dama linda y graciosa,
raíz infinita  de mis amores.

Tu cabello de platatu piel ha perdido tersura
los años no han hecho
perder la gracia,  la hermosura.


Es verdad que escogemos de quien nacer:
desde el cielo te miraba...
me cautivó tu mirada,
la que a mi padre le robó su querer.
 
Nunca fue suficiente decirte cuanto te amo:
el tiempo nos mantuvo alejadas,
te lo digo ahora: madre,
graba en tu alma estas palabras.

Te quiero, más de lo que puedas imaginar
y más de lo que piensas... te extraño,
estás en mis pensamientos y si te llego a olvidar...
mi rostro en el espejo...
tu cara me la vuelve a entregar..

sábado, 19 de enero de 2013

ALEJANDRA PIZARNIK

ALEJANDRA PIZARNIK
1936 - 1972
(argentina)



POEMA

Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.


REVELACIONES

En la noche a tu lado
las palabras son claves, son llaves.
El deseo de morir es rey.
Que tu cuerpo sea siempre
un amado espacio de revelaciones.


EN TU ANIVERSARIO

Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú.


DESTRUCCIONES

           en besos, no en razones
                           Quevedo

Del combate con las palabras ocúltame
y apaga el furor de mi cuerpo elemental.


AMANTES

una flor
     no lejos de la noche
   mi cuerpo mudo
  se abre
a la delicada urgencia del rocío


QUIEN ALUMBRA

Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante


RECONOCIMIENTO

Tú haces el silencio de las lilas que aletean
en mi tragedia del viento en el corazón.
Tú hiciste de mi vida un cuento para niños
en donde naufragios y muertes
son pretextos de ceremonias adorables.


PRESENCIA

tu voz
en este no poder salirse las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre


ENCUENTRO

Alguien entra en el silencio y me abandona.
Ahora la soledad no está sola.
Tú hablas como la noche.
Te anuncias como la sed.


DURACIÓN

De aquí partió en la negra noche
y su cuerpo hubo de morar en este cuarto
en donde sollozos, pasos peligrosos
de quien no viene, pero hay su presencia
amarrada a este lecho en donde sollozos
porque un rostro llama,
engarzado en lo oscuro,
piedra preciosa.


TU VOZ

Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte


EL OLVIDO

en la otra orilla de la noche
el amor es posible
―llévame―
llévame entre las dulces sustancias
que mueren cada día en tu memoria


LOS PASOS PERDIDOS

Antes fue una luz
en mi lenguaje nacido
a pocos pasos del amor.
Noche abierta. Noche presencia.


DONDE CIRCUNDA LO ÁVIDO

Cuando sí venga mis ojos brillarán
de la luz de quien yo lloro
mas ahora alienta un rumor de fuga
en el corazón de toda cosa.


NOMBRARTE

No el poema de tu ausencia,
sólo un dibujo, una grieta en un muro,
algo en el viento, un sabor amargo.


DESPEDIDA

Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro enamorado.
Tantas criaturas ávidas en mi silencio
y esta pequeña lluvia que me acompaña.


LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES

para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor
he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos
para decir la palabra inocente

viernes, 18 de enero de 2013

ROSALIA DE CASTRO

ROSALÍA DE CASTRO
1837 - 1885
(española)

up.gif (987 bytes)

LOS TRISTES

1

De la torpe ignorancia que confunde
lo mezquino y lo inmenso;
de la dura injusticia del más alto,
de la saña mortal de los pequeños,
¡no es posible que huyáis! cuando os conocen
y os buscan, como busca el zorro hambriento
a la indefensa tórtola en los campos;
y al querer esconderos
de sus cobardes iras, ya en el monte,
en la ciudad o en el retiro estrecho,
¡ahí va!, exclaman, ¡ahí va!, y allí os insultan
y señalan con íntimo contento
cual la mano implacable y vengativa
señala al triste y fugitivo reo.


2

Cayó por fin en la espumosa y turbia
recia corriente, y descendió al abismo
para no subir más a la serena
y tersa superficie. En lo más íntimo
del noble corazón ya lastimado,
resonó el golpe doloroso y frío
que ahogando la esperanza
hace abatir los ánimos altivos,
y plegando las alas torvo y mudo,
en densa niebla se envolvió su espíritu.


3

Vosotros, que lograsteis vuestros sueños,
¿qué entendéis de sus ansias malogradas?
Vosotros, que gozasteis y sufristeis,
¿qué comprendéis de sus eternas lágrimas?
Y vosotros, en fin, cuyos recuerdos
son como niebla que disipa el alba,
i qué sabéis del que lleva de los suyos
la eterna pesadumbre sobre el alma!


4

Cuando en la planta con afán cuidada
la fresca yema de un capullo asoma,
lentamente arrastrándose entre el césped,
le asalta el caracol y la devora.

Cuando de un alma atea,
en la profunda oscuridad medrosa
brilla un rayo de fe, viene la duda
y sobre él tiende su gigante sombra.


5

En cada fresco brote, en cada rosa erguida,
cien gotas de rocío brillan al sol que nace;
mas él ve que son lágrimas que derraman los tristes
al fecundar la tierra con su preciosa sangre.

Henchido está el ambiente de agradables aromas,
las aguas y los vientos cadenciosos murmuran;
mas él siente que rugen con sordo clamoreo
de sofocados gritos y de amenazas mudas.

¡No hay duda! De cien astros nuevos, la luz radiante
hasta las más recónditas profundidades llega;
mas sus hermosos rayos
jamás en torno suyo rompen la bruma espesa.

De la esperanza, ¿en dónde crece la flor ansiada?
Para él, en dondequiera al retoñar se agosta,
ya bajo las escarchas del egoísmo estéril,
o ya del desengaño a la menguada sombra.

¡Y en vano el mar extenso y las vegas fecundas,
los pájaros, las flores y los frutos que siembran!
Para el desheredado, sólo hay bajo del cielo
esa quietud sombría que infunde la tristeza.


6

Cada vez huye más de los vivos,
cada vez habla más con los muertos
y es que cuando nos rinde el cansancio
propicio a la paz y al sueño,
el cuerpo tiende al reposo,
el alma tiende a lo eterno.


7

Así como el lobo desciende a poblado,
si acaso en la sierra se ve perseguido,
huyendo del hombre que acosa a los tristes,
buscó entre las fieras el triste un asilo.

El sol calentaba su lóbrega cueva,
piadosa velaba su sueño la luna
el árbol salvaje le daba sus frutos,
la fuente sus aguas de grata frescura.

Bien pronto los rayos del sol se nublaron.
la luna entre brumas veló su semblante,
secóse la fuente, y el árbol nególe,
al par que su sombra, sus frutos salvajes.

Dejando la sierra buscó en la llanura
de otro árbol el fruto, la luz de otro cielo;
y a un río profundo, de nombre ignorado,
pidióle aguas puras su labio sediento.

¡Ya en vano!, sin tregua siguióle la noche,
la sed que atormenta y el hambre que mata;
¡ya en vano!, que ni árbol, ni cielo, ni río,
le dieron su fruto, su luz, ni sus aguas.

Y en tanto el olvido, la duda y la muerte
agrandan las sombras que en torno le cercan,
allá en lontananza la luz de la vida,
hiriendo sus ojos feliz centellea.

Dichosos mortales a quien la fortuna
fue siempre propicia... ¡Silencio!, ¡silencio!,
si veis tantos seres que corren buscando
las negras corrientes del hondo Leteo.
up.gif (987 bytes)

LOS ROBLES

1

Allá en tiempos que fueron, y el alma
han llenado de santos recuerdos,
de mi tierra en los campos hermosos,
la riqueza del pobre era el fuego,
que al brillar de la choza en el fondo,
calentaba los rígidos miembros
por el frío y el hambre ateridos
del niño y del viejo.

De la hoguera sentados en torno,
en sus brazos la madre arrullaba
al infante robusto;
daba vuelta, afanosa la andana
en sus dedos nudosos, al huso,
y al alegre fulgor de la llama,
ya la joven la harina cernía,
o ya desgranaba
con su mano callosa y pequeña,
del maíz las mazorcas doradas.

Y al amor del hogar calentándose
en invierno, la pobre familia
campesina, olvidaba la dura
condición de su suerte enemiga;
y el anciano y el niño, contentos
en su lecho de paja dormían,
como duerme el polluelo en su nido
cuando el ala materna le abriga.


2

Bajo el hacha implacable, ¡cuán presto
en tierra cayeron
encinas y robles!;
y a los rayos del alba risueña,
¡qué calva aparece
la cima del monte!

Los que ayer fueron bosques y selvas
de agreste espesura,
donde envueltas en dulce misterio
al rayar el día
flotaban las brumas,
y brotaba la fuente serena
entre flores y musgos oculta,
hoy son áridas lomas que ostentan
deformes y negras
sus hondas cisuras.

Ya no entonan en ellas los pájaros
sus canciones de amor, ni se juntan
cuando mayo alborea en la fronda
que quedó de sus robles desnuda.
Sólo el viento al pasar trae el eco
del cuervo que grazna,
del lobo que aúlla.


3

Una mancha sombría y extensa
borda a trechos del monte la falda,
semejante a legión aguerrida
que acampase en la abrupta montaña
lanzando alaridos
de sorda amenaza.

Son pinares que al suelo, desnudo
de su antiguo ropaje, le prestan
con el suyo el adorno salvaje
que resiste del tiempo a la afrenta
y corona de eterna verdura
las ásperas breñas

Árbol duro y altivo, que gustas
de escuchar el rumor del Océano
y gemir con la brisa marina
de la playa en el blanco desierto,
¡yo te amo!, y mi vista reposa
con placer en los tibios reflejos
que tu copa gallarda iluminan
cuando audaz se destaca en el cielo,
despidiendo la luz que agoniza,
saludando la estrella del véspero.

Pero tú, sacra encina del celta,
y tú, roble de ramas añosas,
sois más bellos con vuestro follaje
que si mayo las cumbres festona
salpicadas de fresco rocío
donde quiebra sus rayos la aurora,
y convierte los sotos profundos
en mansión de gloria.

Más tarde, en otoño
cuando caen marchitas tus hojas,
¡oh roble!, y con ellas
generoso los musgos alfombras,
¡qué hermoso está el campo;
la selva, qué hermosa!

Al recuerdo de aquellos rumores
que al morir el día
se levantan del bosque en la hondura
cuando pasa gimiendo la brisa
y remueve con húmedo soplo
tus hojas marchitas
mientras corre engrosado el arroyo
en su cauce de frescas orillas,

estremécese el alma pensando
dónde duermen las glorias queridas
de este pueblo sufrido, que espera
silencioso en su lecho de espinas
que suene su hora
y llegue aquel día
en que venza con mano segura,
del mal que le oprime,
la fuerza homicida.

AMERICA COMPARINI SALAS

AMERICA COMPARINI SALAS
1944 -
(chilena)

AMERICA COMPARINI SALAS

Sujétame el alma madre
no puedo sola con los dolores
del mundo
calmar el hambre o hacer justicia

Sukétame el alma madre
o mejor abre tus piernas
la marchita flor de tu vagina
Déjame penetrar en cuenta regresiva
para acunarme en tus entrañas

Luego cuando sientas mis latidos
ni por un segundo te conmueva la ternura
y brinca con todas las iras contenidas
para que en cada salto
fluya por tus muslos
mi sangre diluida.

LOCURA DE NOCHE OSCURA

Con su vestidito plateado
mi niña
la más lejana
la que quiso quedarse pequeña
no saber de dictaduras o guerras

Se apoderó de la noche,
la luna y las estrellas
¡Sólo para que yo sepa
que tiene con quien jugar!

PLUSCUAMPERFECTO

Si hace veinte años
tú hubieras...
yo y él ¡Nada!

Y en esta fría noche
no estarías perdido en la bruma
ni yo aferrada a la almohada
tratando de identificar
si son las notas que escapan
del compac dic
o la lluvia que resbala por
el marco de la ventana
las que humedecen mi rostro.

TOP SECRET

Los machos chauvinistas y otras yerbas
dicen que soy resentida social
(y también lesbiana)
cuando leomis versos
porque no dejo que me doblen el brazo
me quiten el puesto en la fila
ni me tiren a la lona
¡Si supieras amor mío
cómo salto y disfruto en la tuya!

ALEJANDRA ZIEBRECH QUIÑONES

ALEJANDRAALEJANDRA ZIEBRECHT QUIÑONES
(1959)
(chilena)



EN EL SUEÑO
en el sueño profundo
atado a nosotros como la tristeza
más profundo
el sueño
se abastece de hidalguía
se prolonga hasta la realidad
y viceversa
no temas si te digo
que camino con una leona a mi diestra
en callejones viejos
buscando mi casa
que mi cama es suave como un ataúd
que ceno a la lumbre
de la oscuridad
en el sueño profundo
el grito
el terror del grito
detiene las mareas
rompe los tímpanos
de todos los peces
en todas las constelaciones
cuando amamos
es el sueño
quien ha raspado
este pedazo de nosotros
que vive
y que muere
en su hálito
si no fuera así
estaríamos concentrados
en el filo de la existencia
soñamos porque la vida
porque la muerte
qué sé yo
soñamos por la poesía
soñamos para alcanzar a Dalí
que es el Señor del sueño
para que nos mire
y se ría

y nos contente
traemos el sueño
antes que el llanto
antes del grito
del alimento
antes del amor mismo
y el desamor
venimos con imágenes
robamos imágenes
de este lado
que devolvemos al sueño
no he de nombrarte
todo lo vivido
y lo por vivir
yo regreso un rato
a tu cama
y me fugo
de aquí no quiero nada
no espero nada
es un andén vacío
con llamas de antaño
crepitantes aún
del genocidio
de ese y de otros varios
yo me voy
en silencio
aprieto un poema
que acabaré más tarde
dentro del sueño de los poemas
mis hermanas dicen
somos un río
sólo eso
agua que va y viene
agua y tierra
pero el sueño
es la invocación del infinito
desde el agua y la tierra
eso poco que somos
se hace inmenso
como un ramo de incertidumbre
que golpea las certezas
tú existes porque te sueño
ahora sólo escribo porque sé
que leerás esto más tarde
cuando despiertes
estas letras son unas hebras
para encontrarme
un instante
en otro poema

de palabra en palabra
armándose en el sueño
escribo
de noche
cuando duermo
escribo dormida
como una razón para despertar
al ciclo confuso
que me alienta
cuando todo
absolutamente todo
semeja una transparencia
una broma que Dalí
nos regaló de consuelo

ERA OTOÑO

Era otoño o quise que fuera otoño
que todo se desprendiera de su centro
que las calles –tú sabes – se vieran como en la película
con una transparencia de ala en vuelo
Era tarde y había ebrios
y teníamos miedo del mar
como en la película
Empezaba una llovizna que nos blanqueaba el pelo
igual que si hubiéramos estado años
parados donde mismo
como un efecto especial de la película
Y había un gato que llamábamos presagio
y había un gran silencio cortando la noche
llevabas el abrigo que usaste en la primera cita
como en la película
fumábamos con avidez los últimos cigarrillos
Yo venía de un viaje corto
que lo cambiaría todo
un indicio apenas de lo que vendría más tarde
yo no pienso que el amor
o la muerte duren para siempre – susurré –
antes de entrar al hotel que era lo único
que incendiaba la noche
tú me besaste – como en la película –
tú afirmabas que esa noche sería irrepetible
afuera los peces se revolvían con el mar
Era la madrugada como un telón rojizo
y estábamos cansados y teníamos miedo
sobre nuestro rostro
habían otros rostros
como en la película
un alud de recuerdos nos tiraba a la calle
afuera yo no era yo y tú no eras tú
así que nos saludamos cortésmente
como en la película
En esa hora imprecisa de la tarde
guardaban la luna en un rincón de utilería
yo te hice una seña de adiós con la mano
y permanecí observando la lluvia
los peces de papel maché
el gato de mentira
el espacio solo
olvidándote
como en la película

ANA PARTAL

ANA PARTAL

(chilena)


LLUVIA

Lluvia silvestre en la dura faena
conservas tus bienes
desgajada del planeta
devoras el espacio.

Brotas en llovizna escarcha
lluvia bestia atada, amordazada
barrosa lluvia sin casa.

Lluvia techo rasgado.
Asombrosa de campo monasterio y milagro.
Lluvia cemento
Lluvia plato vacío.

lunes, 14 de enero de 2013

MAR SANCHEZ


MAR SANCHEZ1981(colombiana)


RETORNO
Retornan los días,
De esos abriles, de tardes rosadas,
De sonrisas, de vientos,
De noches, tranquilas y enamoradas,
Veo los albores,
Reconozco su llegada,

La mirada se desliza,
Hacia el árbol de la plaza,
Donde de tarde enjuagabas tus risas.

En este compás de tiempo oscuro,
Te anhelé, te anhelé,
Solo yo lo sabía, y el mundo lo ignoraba.

Eran tantos deseos cubiertos,
Con formas sanas,
Que insospechado pasó el dolor,
Aunque en su compañía estaba.

DESPERTAR
Escucho las aves, y te siento tan dentro.
Pareciera que en un instante,
Vinieras del cielo,
En un canto de ave,
O en una caricia del viento.

HALLE UN ÁNGEL
Asomado en un agujero del atardecer,
Se fue volando en un parpadeo del viento,
En un rayo de luz, que cruzó la nube húmeda.

Hallé un ángel,
Adormecido en la nube,
Casi llorando,
Casi cansado.

Hallé la esencia de mi anhelo,
En una frágil lágrima que se rompió al caer.
¡Tantas, pusiste hace tiempo!,
En la fuente, donde me senté a desnudar mis angustias.

Recordé conocer tu rostro, desde el tiempo aquel,
Recordé, la fragilidad que sembraste,
En la tierra árida, que encontraste en mis vacíos,
Recordé tu paciencia en la tarea.
Recordé el amor y tu cuido.