viernes, 26 de julio de 2013

SANDRA CALANDRELLI

SANDRA CALANDRELLI
1901 - 1078
(argentina)

DOLOR
Tú que sólo contigo, Señor, fuiste severo, proscripto de la dicha por piadoso y por fuerte; Señor, Tú que has querido llenar el orbe entero con el dolor sin límites de tu Divina Muerte y en este afán de lágrimas de tu alma esclarecida llorabas con el llanto de todo cuanto existe, tenías un consuelo, sin embargo, en la vida: ¡Tu Madre iba contigo en el camino triste!
Recuerda... Cuando a veces, doliente y fatigado, caías de rodillas sobre tu sombra mustia, tu Madre se inclinaba dulcemente a tu lado besándote en la frente con amorosa angustia... Y en esa sola dicha, Señor, que te quedaba de todo cuanto sueñan los hombres en el mundo, quizá viste un instante, cuando el valor faltaba, revivir milagrosa tu fe de moribundo...
¿Por qué dejas entonces, que suba a las esferas el clamor infinito del dolor sin consuelo? ¿Doblarán las campanas si Tú no lo quisieras? ¿Acaso sus lamentos no llegan hasta el cielo? Y si a todos los hombres llamabas tus hermanos, y tanto te dolías de su vida ya triste, ¿Por qué dejas, Dios mío, que sufran tus hermanos ese dolor tan grande que Tú no conociste?

 CARILLONES EN LA SOMBRA
A veces, al llegar a los encuentros nocturnos con esas voces que se escuchan en momentos taciturnos Esas voces que nuestro corazón escucha sin saberlo Como para atrapar en ellas al mundo impalpable Yaciendo en el fondo turbio de las sombras inciertas... Entre ese susurro de palabras lejanas Creemos escuchar también los vagos carillones Que deambulan como humilde enjambre de mariposas... Son los carillones de alegría y de tristeza, De todo lo que solloza y canta en la noche... De todo lo que las palabras que se alejan sin ruido Murmuran, al azar, como voces fantasmas Que suben por momentos de sus imprecisos reinos... Y amo demasiado, esos carillones amigos Que se quejan suavemente, cual corazones sumisos, Y que me reencontraron en la noche solitaria Para decirme palabras que no se escuchan en la faz de la tierra... 



ANGUSTIA
a la sombra de Victor Hugo

¡Sé que todo es vano, que todo es poca cosa! El mundo nos arrastra en su metamorfosis, Empero escuchamos siempre gritos matizados con llantos Que se elevan al cielo azul desde el fondo del pecho! Sufrir es una ley. Sé que cuando uno sufre, Llora y maldice mirando al abismo, Y que retrocede luego con horror en los ojos, Pálidos de haber sido por momentos curiosos; Que entonces todo se recubre de un claroscuro siniestro Que entonces no se escucha ya más la música del sistro Que canta en nuestros pechos, allí entonces un viejo por qué, Se eleva en el vacío y nos oculta la fé...





1 comentario:

  1. La muy querida amiga, Nancy del Carmen Merello, ha tenido la gentileza de pasarnos estos poemas de una muy buena poeta religiosa. Siempre hemos sostenido que toda poesía si profunda tiene el mismo valor, pues se trata de dos vertientes : el contenido y la arquitectura que redondean la genuina razón poética.
    En esto no entro a discutir: me gusta la poesía y
    nada más tengo que decir, dándole un saludo a mi hermosa poeta amiga.

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