viernes, 23 de noviembre de 2012

MARIANELA PUEBLA

MARIANELA PUEBLA

NIÉGOME

Niégome
a la noche solitaria,
al abrazo gélido,
a la muerte
que oscila en un péndulo,
incursiona,
intimida,
pasa rozando el dorso de mi espalda,
la tez de mis sueños
con sus alas tenebrosas,
amedrentando todo desafío.

Niégome
a la soledad inaudita del adiós,
al silencio penetrante
que envuelve sus palabras y convierte a la lengua
en la víbora, lupus aniquilador.
A la mudez de espanto que queda
seguida del último beso no dado
y esconde al enloquecido llanto
en el laberinto sigiloso de la mente.

Niégome
a la página en blanco
después de la caricia reservada
escrita con letra agónica y sin huella,
deslizándose por la fisura de la piel
de un deseo.
Tal vez me rebelo a la cortina ajada
que no deja penetrar los ojos del infinito
y deshacer el contubernio
entre soledad y silencio.

Niégome
a todo y a carencia,
a vivir ausente, a sentir galopar
el reloj de arena
por la desértica playa,
}sin que nadie lo domine
y ocupe sus horas en hacer el amor,
o copule orgasmos en la luna
mientras vamos en un sueño,
recuerdo,
intentando desovillar lo perdido
en un instante.
No es así, no .
No se puede volver atrás
borrar como quien borra un cuaderno.
No, la noche nunca reemplazará al día,
lo perdido es irrecuperable.

Niégome
alas tinieblas sin la esperanza de que
un rayo rasgue su monotonía.
A caminar desnuda por el filo del resentimiento,
a desear sin ser deseada,
a besar un fantasma que cruza otra dimensión
dejando indiferencia, solo eso,
un profundo olor a ruptura,
un soplo de palabras desarticuladas.

Niégome
a ser aquello, un objeto,
un mueble que acumula polvo cósmico en la esquina
de un corazón rencoroso.
Hay actitudes que son latigazos,
dominio,
castigo.
Ser aquello que alguien manipula.
Ser y no ser arcilla en las manos
de un hechicero,
encantamiento,
seducción,
fascinador de momentos
cuando el calendario es el preciso.
Cuando eres lo fácil,
dúctil,
condescendiente,
sensible a las palabras, al roce,
a la ilusión.
No, alguien debe decir basta,
manipular la situación,
derribar la puerta del desamparo
y gritar hasta salir a la luz,
hasta ser escuchada,
rescate,
pensamiento,
llanto,
ser solo eso,
un mortal con sueños y deseos.

Niégome
          niégome
al abandono,
a la herida que no sangra,
la palabra que golpea y no toca
y deja un surco en la piel,
sílabas muertas,
difíciles de restablecer.

Sí, lo digo hoy, lo diré mañana.
Niégome a desperdiciar
mi vida en una oscuridad
sin esperanza.
Niégome.
              Niégome.

1 comentario:

  1. A semanas de haberse "creado" el premio con el nombre de un querido poeta, la persona "creadora" del mismo me leyó desde Madrid este poema solicitando mi opinión como ya era costumbre. Le dije: "Dificulto que llegue un poema superior a este. Dalo por hecho que es el Ganador". Así fue y
    me alegró que así fuera porque el poema en si es de una enorme profundidad y de una gran belleza...

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