viernes, 3 de mayo de 2013

PORFIRIO BARBA JACOB

PORFIRIO BARBA JACOB
1883 - 1943
(mexicano)


CANCIÓN DE LA VIDA PROFUNDA
                 El hombre es cosa vana, variable y ondeante
                                                                       Montaigne
Hay días en que somos tan móviles, tan móviles, 
como las leves briznas al viento y al azar. 
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe. 
La vida es clara, undívaga y abierta como un mar.
Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.
Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo!, ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.
Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.
Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano la carne la mujer:
tras un ceñir de talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noche lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.
Mas hay también ¡oh Tierra! un día... un día... un día
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables.
¡Un día en que ya nadie nos puede retener!


FUTURO

Decid cuando yo muera... (¡y el día esté lejano!):
soberbio y desdeñoso, pródigo y turbulento,
en el vital deliquio por siempre insaciado,
era una llama al viento...

Vagó, sensual y triste, por islas de su América;
en un pinar de Honduras vigorizó el aliento;
la tierra mexicana le dio su rebeldía,
su libertad, su fuerza... Y era una llama al viento.

De simas no sondadas subía a las estrellas;
un gran dolor incógnito vibraba por su acento;
fue sabio en sus abismos -y humilde, humilde, humilde-
porque no es nada una llamita al viento...

Y supo cosas lúgubres, tan hondas y letales,
que nunca humana lira jamás esclareció,
y nadie ha comprendido su trágico lamento...

Era una llama al viento y el viento la apagó.

    1 comentario:

    1. Sin duda alguna Porfirio Barba Jacob está entre los grandes poetas mexicanos. Sus poemas parecen cincelados por Apolo. Sus poemas invitan a la reflexión, estremece su claridad y su hondura. México tiene tiene el privilegio de tener grandes poetas y artistas de renombre.

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