ALEJANDRO LAVQUÉN
1959 -
(chileno)
UN RINCÓN DEL MUNDO
La pasión, los anhelos,
están extraviados
en algún punto cardinal.
Allí buscan rumbo
los silencios
y se reconstruye
la memoria más remota.
La poesía libra el martirio
de las cárceles
y enjuaga la sangre
de los que no volverán
a cantar.
Limpia el conducto
dela vida para que el celeste
explique su contenido.
Los manantiales jadean,
encumbrándose por unos
pechos vegetales,
anhelosos de ternura.
En el lecho del amor, silba
una mujer que estremeció
todos los pudores;
y en un lugar, no lejos,
la locura de la noche
juega a los naipes
con el príncipe de los gitanos.
PRELUDIO DE UNA NOCHE DE INVIERNO
Mis sueños van de la mano
con un volver a encontrar.
Los torrentes del ocaso
han inundado mi corazón.
Navegante soy, desembarcando funerales.
Buscando puertos sin alambradas,
arrimándome a los telares
de la vida y de la muerte, cuyo
combate universal
estremece las raíces de lo desconocido.
La ciudad se enciende en el espejo
cordillerano, bronceada por un viento
tibio, provocando claridad de agualluvia
en el gris de las nubes.
Nadie va por las calles, como el día
siguiente de una borrachera colectiva
en un sábado de fiesta.
La tarde se extiende de invierno,
evoca palabras, penetra en los árboles desnudos,
chocando, luego, en el horizonte envuelto en llamas
inmóviles.
Allí queda, allí expira, susurrando a lo largo
del oeste.
Todo parece una postal, anunciando
lejanías sin retorno.
Se va la luz, es noche imprevista,
la lluvia flota en las horas
como un cielo plomizo,derrumbándose
en el derrotero de un otoño.
Mis ojos callan.
Mi voz se duerme.
Mis pies continúan, automáticos,
indolentes, pasajeros, sin volver
un paso atrás.
La poesía de Alejandro Lavquén bien escrita, sin repeticiones asfixiantes, dice lo que debe decir un poeta frente a un mundo corrompido: denunciar la corrupción, la explotación del pueblo, el abuso
ResponderEliminarconstante hacia los trabajadores...Sus escritos en
prosa son análisis crudos y valientes contra quienes propagan las dificultades en la gente humilde, hambreándolas con suelos miserables. Lavquén es un poeta necesario y vital...