OLGA ACEVEDO
1895 -
(chilena)
JUAN SEBASTIÁN BACH
Oigo caer zafiros en el agua dormida,
pasos de tibios pétalos por la noche infinita.
Un silencioso tránsito de nimbos celestiales
hacia las más profundas soledades del sueño.
Ruedan árboles diáfanos cielo abajo, cantando.
Se desanclan las naves más antiguas del tiempo.
Por debajo de un agua de azuladas raíces
despiertan las pagodas y los ritos más viejos.
Se abren entrañas vírgenes madurando sin ruido
en vastas hecatombes de resplandor y angustia.
Se entrecruzan y pasan en revuelos fantásticos
los leves habitantes de la luz y el asombro.
Despiertan las gloriosas ciudades sumergidas.
las procesiones súbitas de monjes celestiales.
Se abren los tabernáculos de más secreta estirpe,
los reinos subterráneos y las islas perdidas.
Oigo un llanto rendido de habitantes en pena,
viejas ciudades surgen como piedras lavadas.
Se levanta el lamento de muros sepultados
y un asalto de agudas invasiones renace.
Por columpios delgados de transparentes iris
se alzan los asustados palomares del sueño.
Destila sangre el tiempo, se abre en cruz la memoria
y un desolado llanto de cementerios clama.
Arrodillados, tensos, los recordados lloran,
pasando cuenta a cuenta su rosario de tiempos.
Todo sucede adentro de las iglesias solas
debajo de un inmenso resplandor de zafiros.
Oigo como se acercan los pasos del silencio
con Jesucristo en andas muerto a las tres del Viernes.
Todos los sacerdotes del sufrimiento vienen
con su enangelio en alto, y con su cruz a cuestas.
Sábado Santo. Ruedan las montañas sonoras,
se abren los paraísos de la luz y el asombro.
Los ángeles irrumpen con sus cítaras de oro
y el corazón de luto se ilumina de estrellas.
Más allá de las lágrimas rompe el vértigo eterno.
desgarrando la inmensa soledad de los mundos.
Rasga el trueno, el relámpago; llueven rosas radiantes.
Todo está de rodillas... Dios es música pura!
No es necesario ser religioso para admirar y disfrutar esta bellísima poesía llevados por la mano ya invisible de la autora.Asi es como sus versos brotaban a raudales armoniosos de su alma...Qué preciosidad de poeta, hoy olvidada, sus libros ¡dónde? Sus ediciones nuevas... ¡dónde? En verdad, no sé para qué tanto afán por dejar una obra si después es consumida por el polvo!!!!!!
ResponderEliminar