BLAS DE OTERO
1916 -
(español)
LA TIERRA
De tierra y mar, de fuego y sombra pura,
esta cosa redonda, reclinada
en el espacio, rosa volteada
por las manos de Dios, ¡còmo procura
sostenernos en pie y en hermosura
de cielo abierto, oh inmortalizada
luz de la muerte hiriendo nuestra nada!
La Tierra: girasol, poma madura.
Pero viene un mal viento, un golpe frío
de las manos de Dios y nos derriba.
Y el hombre, que era un árbol, ya es un río.
Un río echado, sin rumor, vacío,
mientras la Tierra sigue a la deriva,
¡oh capitán, mi capitán, Dios mío!
LUEGO
Cuando te vi, oh cuerpo en flor desnudo,
creí ya verle a Dios en carne viva.
No sé qué luz de dentro, de quién iba
naciendo, iba envolviendo tu desnudo
amororoso, oh aire, oh mar desnudo.
Una brisa vibrante, fugitiva,
ibas fluyendo, un agua compasiva,
tierna, tomada entre un frondor desnudo.
Te veía, sentía, y te bebía,
solo, sediento, con palpar de cielo,
hambriento, sí, ¿de quién? de Dios sería.
Hambre mortal de Dios, hambriendo hasta
la saciedad, bebiendo sed y luego,
sintiendo, ¡por qué, oh Dios!, que eso no basta.
Con muchísimo respeto estos poemas nos muestras como no se debe escribir un buen poema.La palabra
ResponderEliminarDios repetida una y otra vez, las incontables repeticiones de palabras, son las nubes que cubren un cielo, son las paletadas de hollin que oscurecen la tersura del poema.
Los poetas jóvenes deben considerar estas humildes palabras. No se ataca a nadie con esto. Solo un poco de claridad para las mentes tiernas que deben desarrollar su estro.