1912 -
(español)
ANTE LA MaDRE DE UN CAMARADA MUERTO
Vengo sin él; pero su noble carga
pones sobre mis hombros ahora
que urge tu noble mansedumbre
el reproche indecible.
La miro con tus ojos. Sí, lo veo
era el más puro, el solo;
era tan niño como tú lo llevas
de nuevo en tus entrañas.
Vengo sin él. Y material, sencilla
generosa, lo buscas
con la ciega esperanza acongojada
sobre mi pensamiento.
Me turba tristemente la riqueza
de que estoy revestido:
El nutriendo mi fuerza y moribunda
tu sangre en mi palabra.
Su muerte son mis labios: soy su muerte,
brava, serena, dulce.
Y su vida también, esa que acoge
la duda de tu sonrisa.Perdóname si vivo, si se yergue
mi entereza doblada
mientras llena el despojo de tus venas
un cielo resignado.
Perdóname si soy la galería
donde duele el soldado entre la nieve
y el muro que interpone su dureza
entre su mansedumbre y su consuelo.
Vengo sin él. ¿Inquieres? ¿Adivinas?
¿Acaricias? ¿Alcanzas?
Y al fin el alma se me extiende, lenta
como un paisaje, a tu dolor de madre.
Unaconsiderable parte de su obra está relacionada con la guerra Posee un manejo de gran inteligencia conlas palabras que, a su vez, nos comunican con la voz de un eximio poeta.
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