LUIS CERNUDA
1904 -
(español)
QUISIERA ESTAR SOLO EN EL SUR
Quizás mis lentos ojos no verán más el sur
de ligeros paisajes dormidos en el aire,
con cuerpos a la sombra de ramas como flores
o huyendo en un galope de caballos salvajes.
El sur es un desierto que llora mientras canta,
y esa voz no se extingue como pájaro muerto;
hacia el mar encamina sus deseos amargos
abriendo un eco débil que vive lentamente.
En el sur tan distante quiero estar confundido.
La lluvia allí no es más que una rosa entreabierta;
su niebla misma ríe, risa blanca en el viento.
Su obscuridad, su luz, son bellezas iguales.
VIOLETAS
Leves, mojadas, melodiosas,
su obscura luz morada insinuándose
tras perla vegetal tras verdes varvas,
son un grito de marzo, un sortilegio
de alas nacientes por el aire tibio.
Frágiles, fieles, sonríen quedamente,
con muda incitación, tal la sonrisa
que brota desde un fresco labio humano,
mas su graciosa forma nunca engaña:
nada prometen que después traicionen.
Al marchar victoriosos a la muerte
el tiempo entre sus pétalos. ellas tan frágiles,
el tiempo entre sus pétalos. Así su instante alcanza
norma para lo efímero que es bello,
a ser vivo embeleso en la memoria.
REMORDIMIENTO EN TRAJE DE NOCHE
Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
no lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
vacío como pampa, como mar, como viento,
desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.
Es el tiempo pasado y sus alas ahora
entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
es el remordimiento, que de noche, dudando,
en secreto aproxima su sombra descuidada.
No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma del hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.
Uno de los grandes poetas de su generación. Durante toda su trayectoria evolucionando, superando lo entregado antes, siempre luchando por una poesía espléndida, lo que realmente consiguió en plenitud.
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